
Apréndete estos términos y habla como un verdadero foodie
En todos los entornos especializados en torno a un tema cultural o de trabajo se crea un peculiar vocabulario que quizá pueda ser un poco difícil de entender para los no iniciados. La gastronomía no se libra de esta costumbre y donde antes había gourmets o sibaritas, ahora tenemos a los foodies.
¿Quiénes son los foodies? Pues son aquellos a los que le gusta comer en restaurantes de moda, descubrir nuevos platos, probar todas las nuevas recetas, o incluso cocinar sus propias creaciones, eso sí, subiéndolo todo después a Instagram o en cualquier otra red social. Y, por supuesto, saben usar todas estas expresiones:
Brunch: Esto de primero de Foodie, se trata de una expresión que combina la palabra breakfast, desayuno, y lunch, almuerzo. A efectos prácticos se trata de un buffet de comida que se sirve entre las 10 y las 14 horas y generalmente en domingos, es una mezcla entre un desayuno tardío y una comida temprana. Como curiosidad decir que su origen tiene que ver con que a principios del siglo XIX las familias acomodadas inglesas le daban al servicio el domingo libre, y estos preparaban un bufé de comida para que sus jefes pudiesen servirse comida ese día.
Gastrobar: Se denomina así a un bar-restaurante que procura acercar la alta cocina al público general sirviendo tapas de autor a precios, en teoría, asequibles (por lo menos esa es la intención en muchos casos).
Kilómetro Cero: Se llama a así a los productos que se compran en el entorno cercano, es decir que no ha sido importados desde muy lejos, sino que son de producción local. ¿Qué valor tienen estos productos? El primero es que se contamina menos porque se consume menos gasolina y se emiten menos gases para consumirlos y el segundo es que se favorece a los productores locales.
Street Food: Estamos hablando de comida pensada para ser vendida y consumida en la calle. A todos nos puede venir a la mente el típico carro de perritos de Nueva York, pero aquí también se incluye por ejemplo los puestos de sopa de Vietnam, o tomarse una bifana en una caravana en Portugal. Todo eso es comida callejera, pero este concepto ha dado un salto desde que se puso de moda el siguiente concepto de este artículo.
Food Truck: Un Food Truck no es más que una furgoneta, camión o caravana en la que se puede cocinar y servir comida. Sin embargo, en los últimos años este tipo de restaurantes sobre ruedas han ido incorporando nuevas recetas, desde hamurguesas gourmets hasta tacos veganos, y han empezado a usar una estética más moderna y sofisticada. Muchos chefs ponen a prueba sus recetas en este formato y en algunas ciudades existen zonas en las que aparcan varios Food Truck de manera que el público pueda elegir diferentes platos o compartir varias recetas.
Finger Food: Esta palabra se usa para definir aquellas presentaciones que convierten recetas que se comen con cubiertos en versiones de esas recetas que se puedan comer con las manos. La idea de los finger food es que con un solo mordisco podamos disfrutar de todos los sabores de un plato. Por eso la presentación de este tipo de recetas debe facilitar poder coger la comida con las manos y que sea práctico llevárselo a la boca. Por ejemplo, una cazuelita de hojaldre con coctel de gambas, mini hamburguesas, o brochetas de carne y verduras. ¿Una croqueta es finger food? Pues depende, si es una croqueta de jamón de las de toda la vida pues estará deliciosa pero no será finger food, pero por ejemplo unas croquetas de coliflor con queso gratinado, un plato que normalmente comemos con cubiertos, sí lo serían.
Mocktails: Ya hemos visto que a los Foodies les gustan los anglicismos, y este caso tenemos dos palabras procedentes del Inglés emparejadas en una. Se trata de la plabra Mock, que significa simulación o imitación, y cocktail, es decir un combinado en el que mezclamos diferentes bebidas alcohólicas y no alcohólicas. ¿Por qué un Mocktail imita a un Cocktail? Porque se sirve de la misma manera, con los mismos vasos y adornos que un Cocktail pero en este caso, no lleva nada de alcohol: queda genial en Instagram y no deja nada de resaca.
Supper Club: Literalmente se traduce como “club de cenas” pero en realidad son reuniones gastronómicas super exclusivas. La idea es que en cada una de estas reuniones se cuiden todos los detalles, empezando por la selecta y exclusiva lista de invitados. Además, estas comidas no se hacen en restaurantes al uso sino en espacios seleccionados, sorprendentes o chocantes, desde fábricas abandonadas hasta azoteas. La decoración, el menú, las bebidas, todo se cuida para crear una experiencia única y sobre todo irrepetible. También se les conoce como ‘Closed Door Restaurants’, que significa restaurantes a puerta cerrada, pero en algunos países estos restaurantes, por llamarlos de algún modo, son clandestinos ya que legislación vigente no siempre permite servir comida, y cobrar por ello, en estas condiciones tan atípicas.
Fuente: www.cadenaser.com
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Instrucciones para convertirte en un “foodie”, signifique lo que signifique
Mi abuela es la mejor cocinera que conozco. Sería capaz de alimentar a toda Villarriba y Villabajo del anuncio del Fairy con dos ollas, un horno y una sartén. Florentina es lo que tradicionalmente se conoce como una “cocinillas”, una abuela a fin de cuentas. Pero no entraría dentro de la categoría de foodie. ¿Por qué? Concretemos el término. Para Efrén Álvarez, concursante de la primera edición de ‘Master Chef’, un foodie es aquel que “ama la comida hasta el punto de hacerla una de sus mayores aficiones, a ella y todo lo que está relacionado con ella: vino, cerveza, métodos de producción, restaurantes, libros, películas o conferencias”. En este sentido, para Pablo Sobrino, chef del restaurante DiverXO, un foodie “busca algo más”. “Sin dejar de ser un amante de la gastronomía sus inquietudes van más allá. El término está muy relacionado con últimas tendencias que se generan alrededor de la gastronomía, desde mercados, bebidas, productos desconocidos…”, asegura.
Por tanto, podemos concluir que un foodie es :
Foodie (del lat. Fudis): Dícese de la persona a la que le gusta comer, explorar, conocer y compartir en redes sociales todo lo que tenga que ver con la gastronomía (o al menos todo lo que tenga que ver con buena pinta, que un filete de pollo a la plancha no se fotografía).
El gusto por comer y viajar comiendo no implica que la economía de un foodie sea necesariamente boyante, a pesar de que Paul Levy, Anna Barr y Mat Sloan aseguran en su obra ‘The Official Foodie Handbook’ que éstos son “hijos del boom del consumismo”. Ser foodie, por tanto, no es sinónimo de ser elitista. “Para mí el foodie de hoy en día no tiene necesariamente una capacidad adquisitiva alta. Se “ensucia más las manos”, es más curioso y aprovecha Internet para investigar” apostilla Efrén Álvarez. El ex “masterchef” nos propone un nuevo término: gastrogeek. Puestos a etiquetar.
De buenas a primeras que a alguien le guste la gastronomía tampoco resulta novedoso. Pero sí lo es la franja de edad de los nuevos apasionados. Hace años un veinteañero-treinteañero no estaba especialmente interesado en la misma. Se conformaba con quedar en la pizzería de siempre, o en el bar de siempre con el bocadillo de lomo de siempre. Se apañaba llamando a su madre en caso de duda culinaria y le asaltaba con preguntas como cuánto tiempo hay que dejar cocer las judías. El antiguo veinteañero conocía el término “sofreír” por Karlos Arguiñano, y de vez en cuando anotaba diligente alguna de sus recetas para dar salida al perejil. Seguramente no sabía lo que era un steak tartar, pero sí unos filetes rusos de toda la vida.
Quedar en un restaurante nuevo cada semana, sopesar las críticas que ha recibido en Internet antes de la visita, conocer al jefe de cocina, o incluso regresar para probar lo que queda de carta es un fenómeno reciente. El gusto por la gastronomía se ha convertido en una afición equiparable a la música, el cine o el deporte. “He ido al restaurante de moda” es el nuevo “he ido a un concierto de Arcade Fire”, o una “esferificación” se ha convertido en el nuevo backstage, términos en boca de todos. El éxito del programa ‘Master Chef’ tiene parte de culpa del reciente entusiasmo gastronómico en España, pero el boom ya existe desde hace décadas en Estados Unidos y Gran Bretaña.
Fuente: www.revistagq.com
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