Bellísimo restaurante italiano con unas vistas al mar impresionantes ubicado muy cerca del Palacio de Marivent. El restaurante no tiene peros, es bastante romántico, la comida es muy correcta y sofisticada. En su carta, auténticos antipasti, risottos, pasta fresca, principales de carne y pescado, menú para niños y unos postres donde no podían faltar el tiramisú clásico hecho en casa o el carpaccio de piña flambeado com amaretto. En general, el servicio está bien y cumple las expectativas.
Dispone de servicio aparcacoches y lo considero ideal para una velada romántica, sobre todo si logras reservar la mesa del balcón.